FRANQUISMO
Al
final de ésta queda cerrada, por un largo período, la opción de la
escuela mixta. La Iglesia tomará la iniciativa en la educación. La
legislación franquista
prohibirá
de nuevo la escolarización
conjunta de niños y niñas en los niveles primario y secundario.
La
educación de las niñas se confiará, en parte, a la Sección
Femenina de la Falange, que con todos los medios a su alcance se
propondrá difundir un modelo pedagógico dirigido a inculcar a la
mujer que la finalidad de su educación para su función de madre y
responsable del hogar. En definitiva, se produce el regreso a los
principios ya formulados en el siglo XVIII sobre la educación de las
niñas. El período franquista significa para las mujeres una
desvalorización profesional de su formación escolar a través de la
diferenciación de currículums y de la escuela separada. Al quedar
la mujer recluida de nuevo en el ámbito de lo doméstico, se le
negaba la posibilidad de aumentar su nivel cultural y su movilidad
social, derecho que había conquistado en el primer tercio del siglo.
Hasta
1970 no se modificará en profundidad la legislación franquista
referida a la estructura educativa. En este año, la Ley General de
Educación, fruto de las transformaciones sociales y económicas
habidas en el país, anula la prohibición de la escuela mixta y crea
las condiciones legales que favorecen su extensión; asimismo,
generaliza en la Enseñanza General Básica el mismo tipo de
currículum para niños y niñas, al establecer una enseñanza
homogénea que duraba hasta los trece años.
La
reflexión sobre la coeducación será un tema muy marginal en los
debates. Las nuevas escuelas activas practican la educación conjunta
de niños y niñas en los términos igualitarios de antes del
franquismo: lo natural es que niños y niñas se relacionen y
convivan en una misma escuela que los trate a todos por igual.
Pasarán aún algunos años hasta que comience a replantearse el tema
de la coeducación y se ponga en duda la aparente neutralidad e
igualdad del sistema educativo en relación a los niños y a las
niñas.
A
partir de 1970, una fecha muy tardía en comparación con otros
países, va generalizándose en España la escuela mixta. La
implantación de la escuela mixta no es consecuencia de un debate
pedagógico o de la lucha reivindicativa de las mujeres, sino de la
necesidad de legitimar un sistema educativo en el que formalmente
hayan desaparecido las diferencias de trato a los individuos.
A
pesar de la inexistencia de una reflexión específica sobre la
educación de las mujeres, la implantación de la escuela mixta
dentro de las condiciones generales creadas por la Ley de 1970, ha
sido positiva para ellas. Desde entonces, su escolarización, que
partía de niveles muy inferiores a la de los hombres, ha ido
aumentando progresivamente y más rápidamente que la de los varones,
como ya ocurrió a otra escala en la época de la Segunda República.
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