jueves, 27 de diciembre de 2012




TRANSICIÓN


En la transición a la democracia, los movimientos que luchaban por las libertades y por la modernización de todos los ámbitos de la vida social, de los que formaban parte muchos profesores, reivindicaban una educación democrática, igualitaria y de calidad. Por entonces, aún se creía que la escuela mixta podía asegurar la igualdad, pero la coeducación no fue un objetivo prioritario de estos movimientos. 








DÉCADA DE LOS 80

Entre 1979 y 85 surge un movimiento educativo que reflexiona acerca de las condiciones y características de la educación de niñas y niños y sus efectos sobre las mujeres, a la vez que empiezan las innovaciones y se definen objetivos de cambio a partir de los conceptos “educación no sexista” y “coeducación”.




En la década de los ochenta, los análisis e investigaciones feministas sobre la práctica educativa y desde distintos campos de conocimiento, comenzaron a denunciar las discriminaciones que se estaban produciendo en el Sistema Educativo y que ponían de manifiesto que la escuela mixta ejercía una socialización diferenciada. La igualdad de oportunidades no llevaba implícita igualdad de trato ni igualdad de resultados.
Tras la aparente igualdad de la educación mixta, pervivían elementos discriminatorios que seguían moldeando a las mujeres como seres pasivos y dependientes y a los varones como agresivos y dominadores. 


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