DÉCADA DE LOS 90
Entre 1986 y 1995 se establece con la LOGSE (1990), nueva
legislación en educación que mantiene y amplía el movimiento de maestras y
profesoras dispuestas a un cambio educativo y, a la vez, articula una política
institucional a través de los mecanismos creados por la administración para
impulsar políticas de igualdad.
Marina Subirats, Directora del Instituto de la Mujer durante el
gobierno socialista español entre 1993 y 1996, presenta el resultado de una
investigación realizada en Cataluña que muestra cómo las niñas adoptan
actitudes de pasividad creciente cuando a ellas se les habla menos y aumentan
notablemente su participación cuando son estimuladas en la misma medida que los
niños. Ante el colectivo ellas hablan menos de sus experiencias personales
vividas fuera del ámbito escolar, probablemente como consecuencia de la
interiorización de un papel secundario que las lleva a sentirse poco importantes.
Simplemente la observación de la ocupación de espacios en las
escuelas muestran cómo las niñas adoptan en conjunto el papel pasivo que se les
asigna frente al papel activo otorgado a los niños. Son ellos los que ocupan
los espacios centrales en los patios y en las aulas, e imponen sus juegos.
La
Escuela Coeducativa se pone en marcha en España con la implantación de la Ley
Orgánica General del Sistema Educativo en 1990, en ella se encuentra la
igualdad de oportunidades entre los sexos , a través de la coeducación. La
voluntad de que el proceso educativo no suponga ninguna discriminación por
razón de sexo.
Esta
reforma educativa supuso importantes ventajas como la escolarización de las
niñas, que partían de niveles muy inferiores a la de los niños, en calidad y en
cantidad, y el mismo tipo de currículum para ambos. Sin embargo, a pesar de
estas ventajas se aprecia discriminación por razón de sexo.
La
escuela mixta ofreció el modelo masculino, conservando la perspectiva
androcéntrica de la enseñanza manifestada en el currículum oculto. La
eliminación de las referencias femeninas, trajo consigo que las niñas fueran
tratadas como niños adaptándose a las maneras de educar masculinas. Los niños
no sufrieron modificaciones en su forma de estar en la escuela, las niñas se
encontraron con cambios sustanciales, manifestados en un lenguaje que las
ignoraba, en ejemplos y referentes masculinos en los libros de texto, en una
menor atención del profesorado en detrimento de sus compañeros, en las
dificultades de utilización del espacio y la palabra, acaparados generalmente
por los niños.
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